Más de 4 mil personas se reunieron para tres días de inmensas bendiciones. El Señor se nos ha mostrado grande y en todo el esplendor de su amor y su poder. Sanaciones, liberaciones interiores, restauración de familias y matrimonios, un nuevo ardor espiritual y compromiso misionero, fueron algunos de los frutos de estos días.
Allí he predicado sobre la necesidad de un nuevo avivamiento espiritual en cada cristiano y en toda la Iglesia. Avivamiento que comienza con un paso nuevo de conversión a Cristo, a su camino, a sus criterios. Avivamiento que es Gracias del Espíritu Santo y que siempre que lo pedimos lo podemos tener. Los momentos de adoración al Santísimo fueron de hermosas bendiciones.
La Hna. María de la Defensa también predicó con mucho fruto.
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