sábado, mayo 16, 2009

ADORAR AL ESPÍRITU SANTO (P. Charly García CJM)

Un gran amigo de Guadalajara, México, estando un día en oración sintió la necesidad de ADORAR al ESPÍRITU SANTO con algún canto de alabanza, intentó recordar alguno y no pudo, ¿¿¿Saben porqué????, simplemente, no encontró en su cancionero carismático ninguna composición de "adoración" al Espíritu Santo!!!!.
¡¡¡Había muchos cantos pidiendo su venida, iluminación, unción o dones!!!
Es triste reconocerlo, pero aún en la Renovación Carismática, que nos jactamos de "conocer" y hasta "poseer" al Espíritu Santo, sólo lo invoquemos para hacerlo emerger y conseguir "algo" de Él.
Detengámonos en algunas de estas canciones: "Ven, Espíritu de Dios, Ven envuélveme en Tu amor, ven, Espíritu de Dios ven a mi, Úngeme, Cúbreme, Sáname, lléname. Apodérate de mí....etc." ¡¡¡Ni siquiera le agradecemos lo que nos da y hace por nosotros, mucho menos le adoramos con ese tipo de canciones!!!
Visité recientemente una librería evangélica y escuché algunos cassetes, y ¿adivinen qué?, este descuido musical abarca también a nuestros hermanos protestantes. ¿Cómo lo ven??.
Meditando sobre la importancia del Santo Espíritu de Dios y su lugar en la definición dogmática de la Trinidad en nuestra Iglesia Católica, constaté con sorpresa que al Padre y al Hijo se les adora como tales, dándoles el lugar preponderante que les corresponde, pero no así al Espíritu Santo que "parece" relegado y subordinado a los dos primeros.
En las Sagradas Escrituras el mismo Jesús dice con respecto al Espíritu Santo: "Pero el Espíritu Santo, el Defensor que el padre va a enviar en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que les he dicho" (Jn 14,26)"Cuando venga el Espíritu de la verdad, Él los guiará a toda verdad; porque no hablará por Su propia cuenta, sino que dirá todo lo que oiga y le hará saber las cosas que van a suceder. Él me honrará a mí, porque recibirá de lo que es Mío y se lo dará a conocer a ustedes. Todo lo que el Padre tiene es Mío también; por eso dije que el Espíritu recibirá de lo que es Mío y se los dará a conocer a ustedes" (Jn 16,13-15)
La Pneumatología, o teología del Espíritu Santo, nos dice, con respecto a estos textos, que el Espíritu es un don del Padre por petición del Hijo y enviado para glorificar al Hijo. Es en este aspecto donde podemos decir que el Espíritu Santo no ha venido para hablar de sí mismo, sino para guiarnos a la Verdad y Glorificar al Hijo. Pero esta afirmación puede atentar contra el Credo Niceno-Constantinopolitano que afirma:
"Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y el Hijo, que con el Padre y el Hijo RECIBE UNA MISMA ADORACIÓN Y GLORIA y habló por los profetas..."
La presencia del Espíritu Santo es determinante para la vida de la Iglesia, hoy y en toda su historia. fíjémonos en lo siguiente:
Se perdonará al que peque contra El Padre, lo mismo al que lo haga contra el Hijo, pero no así al que peque contra el Espíritu Santo.
El Espíritu de Dios se movía al inicio en las aguas fecundándolas con toda clase de vida.
El Espíritu Santo habló a través de los profetas para enseñar y prevenir a los hombres de la ira del Señor.
Jamás ejecutó una sentencia de escarmiento contra alguien o alguna nación (siempre el encargado de estos menesteres fue el Ángel Exterminador).
Ungió a Nuestro Rey Jesucristo cuando descendió en forma de paloma cuando fue Bautizado por el Bautista.
Llenó con su poder a los Apóstoles en Pentecostés y gracias a su predicación y testimonio hoy conocemos a Jesús.
Iluminó a los Evangelistas y autores sagrados.
En el Nombre de Jesús pero por su medio es que tenemos los Carismas que nos mantienen fieles.
Habita en nosotros y nos guía hacia la salvación.
Inspiró a los padres de la iglesia y Concilios contra las herejías.
Inspiró e inspira la Magisterio de la Iglesia.
Es quien convierte el pan y vino en Cuerpo y Sangre de Cristo.
Entra a morar en el cristiano por el Bautismo.
Marca con su sello en la Confirmación.
Unge a los diáconos, presbíteros y obispos en el Orden.
Lleva nuestras oraciones al Padre.
Hoy la Iglesia vive y se mueve por el Espíritu Santo. Él, no corrige, aconseja, no sentencia, intercede, no sabe sino hacer puros favores y regalos. Sabiendo todo esto, creo que es justo que comencemos, los laicos de nuestra Iglesia Católica a tomar la iniciativa y dejar de ir a la zaga de los evangélicos; comenzar una etapa donde ADOREMOS a la Santísima Trinidad dentro de la Renovación Carismática Católica.
Es hora que nuestros Ministerios de Música creen canciones y alabanzas de ADORACIÓN al Espíritu.
¡¡¡Es el momento para que en nuestras asambleas y grupos de oración equilibremos un poco nuestra Adoración!!!
Estoy convencido que así como al Padre no le molesta que "adoremos" a su Hijo a Jesús; de hecho nadie va al Padre sino a través del Hijo, pero tampoco nadie va al Hijo sino a través del Espíritu que convence de pecado (Jn 16,8-9); así también debemos "adorar" al Espíritu Santo. Quiero dejar en claro que no estoy restándole importancia a Jesús nuestro Señor, sino dándole al Espíritu Santo la adoración y gloria que le corresponde, como lo dice el Credo, junto al Padre y al Hijo.
Que los Católicos tomemos la iniciativa y la creatividad para darle al Espíritu Santo el lugar que le corresponde!!!

3 Comentarios:

Padre me gustaria que predicara en la ciudad de Valledupar - Colombia, como se contacta ??

Pertenezco a una Comunidad Carismática y en mi cabeza a estado la idea que plantea este artículo, que el Espíritu Santo debe ser mas conocido, mas alabado, mas amado, mas adorado, que es deber de los que nos consideramos carismáticos darle el merecido reconocimiento. Al respecto estamos trabajando en mi grupo, un tríptico y rosario que entregaremos como recuerdo en una casa abierta que se realizará en mi Parroquia para difundir la devoción a la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. Que Él que conoce nuestra intención, nos conduzca para conseguir el objetivo. Oren para que nuestra Comunidad crezca en número y profundidad y seamos más los que agradecidos le Adoremos.

Fui a un seminario y lo que hacemos es alabar a Jesús y al Espíritu Santo.
Siento la necesidad de decir que he experimentado el Poder del Espíritu Santo.y a diario lo convoco y logro sentir su presencia
Voy a misas en que se alaba al Santo Espíritu
Gracias por permitir expresarme
María Inés (Argentina- Entre Ríos)

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