viernes, diciembre 26, 2008

Predicación en Galápagos, Ecuador

Por aire...

Por mar...
Por tierra...todo con tal de llegar al lugar donde sería nuestro Retiro de Sanación. Los hermanos del Grupode Oración "Paz y Bien" de Guayaquil, se reunieron y se organizaron para poder ir a la Isla galápagos a participar de estas jornadas y de unos días de paseos comunitarios... Qué lindo!!! Fue un invalorable esfuerzo que sin duda fue recompensado por Dios, que los llenó de bendiciones y sanación. Esta experiencia los consolidó como grupo de oración y los animó a buscar muy pronto organizar algo así en su propia ciudad...

Alegría y gozo en el Espíritu Santo, son frutos de de Bautismo en el mismo Espíritu (cf. Gal. 5, 22). Los hermanos de Galápagos y de Guayaquil vivieron esta experiencia y lo testimoniaban así, con cantos y danzas para el Señor.
Siempre en estas caminos de Dios en la Iglesia, nos vamos conociendo con hermanos con los cuales compartimos no sólo la fe, sino el mismo deseo de predicar la Buena Noticia. En Galápagos he tenido la alegría de conocer al hermano Giaquino Perrota, fundador de la Comunidad Carismática "Amigos de Jesús" y a la hemana América, de la misma comunidad. Dios mediante, en el mes de febrero estaremos compartiendo mucho más con ellos en Guayaquil.
Durante el Retiro, pudimos alegrarnos de celebrar nuestra fe. Además de las predicaciones y las oraciones, celebramos el sacramanto del Bautismo de una niña de Galápagos junto a su familia. Los hermanos Giaquino y América fueron padrinos de lujo...

La presencia real, sustancial y sacramental de Cristo en la Eucaristía es vital para nuestra fe católica. Hemos constatado en nuetras propias vidas que Jesús, en la Eucaristía sigue Sanando, liberando y bendiciéndonos. Ante Él toda rodilla se dobla y toda lengua confiesa que es Él mismo Cristo Vivo, lo adoramos y proclamamos.
Luego de los días de Misión y Retiro espiritual, es bueno disfrutar de las maravillas de la creación. Pudimos visitar la Isla Floriana y aprovechar un día de descanso, y qué mejor que vivirlo con el mismísimo obispo de Galápagos, Mons. Antonio Valarezo (foto) que quiso acompañarnos. Gracias, Señor, por regalar a la Iglesia pastores así: sencillos, cercanos, amables, amistosos y alentador.

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