lunes, octubre 15, 2007

EL SANTO ROSARIO, EL EVANGELIO DE LOS SENCILLOS

Aunque haya pasado ya el día de Nuetra Señora del Rosario, me sentí muy movido a poner en mi blog, alguito sobre esta devoción que tanto ayudó a crecer a mucho miles de fieles de diferentes lugares, épocas y condiciones. Es una devoción que, últimamente, estoy redescubriendo y me está ayudando enormemente en mi vida espiritual.
El Rosario "es una conversación con María que, igualmente, nos conduce a la intimidad con su Hijo". La vida de Jesús, por medio de la Virgen, se hace vida también en nosotros, y aprendemos a amar a nuestra Madre del Cielo:
Tú que esta devoción supones
monótona y cansada, y no la rezas
porque siempre repite iguales sones...
tú no entiendes de amores y tristezas:
¿qué pobre se cansó de pedir dones,
qué enamorado de decir ternezas?
Todos podemos y debemos rezar diariamente el Santo Rosario: El rezo del Rosario nos acerca a Dios. El Rosario nos relata la vida de nuestro Señor Jesucristo y de su Madre la Santísima Virgen María. Mientras desgranamos las cuentas del Rosario contemplemos con sencillez evangélica las alegrías, los dolores y las glorias de Jesús y de María. La meditación de los misterios del Rosario debe llevarnos a imitar las virtudes que contemplamos y a sacar de los misterios enseñanzas y propósitos de mejorar nuestra vida según las normas del Evangelio, cumpliendo fielmente los Mandamientos.
Los pecadores obtienen el perdón. Las almas sedientas se sacian. Los que están atados ven sus lazos deshechos. Los que lloran hallan alegría. Los que son tentados hallan tranquilidad. Los pobres son socorridos. Los religiosos son reformados. Los ignorantes son instruidos. Los vivos vencen la decadencia espiritual. Los muertos alcanzan la misericordia por vía de sufragios.

La oración perseverante del Rosario trae muchos beneficios, entre ellos:
1) Nos eleva gradualmente al perfecto conocimiento de Jesucristo.
2) Purifica nuestras almas del pecado.
3) Nos permite vencer a todos nuestros enemigos.
4) Nos facilita la práctica de las virtudes.
5) Nos abrasa en amor de Jesucristo.
6) Nos enriquece con gracias y meritos.
7) Nos proporciona con qué pagar todas nuestras deudas con Dios y con los hombres, y finalmente, nos consigue de Dios toda clase de gracias.

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