Aqui, todos dispuestos dejar para los tiempos futuros un recuerdo de este momento de Gracia y bendición que fue este Retiro Anual de Sacerdotes y consagrados organizado por la Renovación Carismática de Chile, que me pidió, en plena confianza y abandono en el Espíritu Santo, que sea yo quien tenga la tremenda responsabilidad de predicar el retiro a los asistentes. Doy gracias a Dios por toda su asistencia y unción. Que Dios siga completando la obra que ha comenzado en nuetras vidas sacerdotales...
Logramos convinar momentos personales y comunitarios de oración carismática, allí se vivieron los momentos más fuertes de encuentro con Dios...
A medida que iban pasando las horas nos ibamos entregando y abandonando más a la alegría de la alabanza... muchos fueron venciendo su timidez y resistencias e iban experimentando el gozo del que alaba agradecido a Dios. "La alabanza es la manera de orar, que reconoce de modo más directo que Dios es Dios..." (Catecismo de la Iglesia Católica 2639).
cada noche, antes de retirarnos a descansar, un sacerdote nos compartía su experiencia de fe y oración carismática. Fueron el Padre Reimundo (venerable sacerdote anciano, muy querido y respetado. Asesor nacional de la RCC de Chile), Reinaldo (Sacerdote mediana edad) y Alejandro (ordenado hace sólo unos meses). Cada uno, fue marcando hondamente los corazones de quienes lo escuchábamos...
Las comidas fueron momentos de mucha fraternidad. Qué bien nos hace a los padres estar con otros sacedotes...
Aqui, en la noche del primer día, escuchando atentamente el testimonio del padre Raimundo, que nos invitó a tener una experiencia sensible del Amor del Padre Dios...nos contó cómo la experiencia en la Vida del Espíritu fecundó su vida espiritual y todo su trabajo apostólico...
Las misas y el rezo de las horas de la liturgia fueron muy alegres...y la celebración de la Eucaristía fue el centro de nuetro día y de todo el Retiro...
"Ay de mi si no predico el Evangelio"... Debo reconocer que al inicio estaba un poco nervioso...un curita argentino predicando a chilenos...y tan jovencito...
Pero con el corres de las horas el Espíritu me fue fortaleciendo y fue tomando coraje. Además, francamente, debo agradecer la docilidad de los sacerdotes que me hicieron sentir muy cómodo (aunque me hacían bromas por mi tonada argentina...che, queridoooo). Sobre todo los padres más ancianos, me aleccionaron con su humildad, delicadeza y actitud de fe y devoción..me trataban con un respeto como si estuvieran ante una eminencia...jajaja.
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