Todo encuentro con Dios nos lleva a una profunda experiencia de reconciliación. Reconciliación con Dios por medio de la oración personal y comunitaria y en la experiencia de Gracia en el sacramento de la Confesión.
Reconciliación con uno mismo y también con los demás. Esa experiencia de gozo por el pedir y dar perdón, marcó un momento muy significativo en el retiro espiritual.
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